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La Tumba de Miles Davis en el Cementerio de Woodlawn, Bronx

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por Juan Butten

Desde que me mudé a Nueva York, siempre quise visitar la tumba de Miles Davis, al igual que otros fanáticos de su música. Para mí, colocar una piedra sobre su tumba es un gesto significativo, similar a llevar flores. Poner una piedra es un tributo al fallecido y deja la marca de la visita de alguien. Por esta razón, decidí hacerlo.

Desde muy joven, gracias a mi madre, conocí el jazz y desarrollé un amor profundo por la música. A la edad de ocho o nueve años, ella me compró una trompeta porque en una ocasión le dije que quería aprender a tocarla, probablemente con la esperanza de que algún día pudiera tocar como Miles Davis en su álbum favorito, "Kind of Blue". Desde entonces, la música jazz ha sido parte de mi vida, un legado que me une a ese "Príncipe de las Tinieblas" que revolucionó el género.

Durante meses, le había comentado a mi hijo, que también es músico, que me gustaría llevarlo a la tumba de Miles Davis. Sin embargo, por problemas de trabajo, no habíamos podido ir. Hoy decidí hacerlo solo, con el objetivo de colocar su álbum "Kind of Blue" en su tumba y tratar de imaginar cómo se creó esa obra maestra.

Salí temprano desde Brooklyn con una misión secreta: rendir homenaje a un músico que, lamentablemente, nunca pude ver en vivo, pero que dejó un legado artístico impresionante. Miles Davis nació el 26 de mayo de 1926 en Alton, Illinois, y falleció el 28 de septiembre de 1991 en Santa Mónica, California. Después de su muerte, sus restos fueron enterrados en el Cementerio de Woodlawn, en el Bronx, un lugar que alberga las tumbas de muchas figuras prominentes de la cultura y la música.

El Cementerio de Woodlawn, fundado en 1863, es un espacio emblemático que combina historia y arte, considerado un jardín de esculturas al aire libre. En sus terrenos descansan personalidades como Duke Ellington, Celia Cruz y John Coltrane, lo que lo convierte en un lugar de peregrinación para los amantes del jazz.

La tumba de Miles Davis se encuentra en una ubicación tranquila, rodeada de árboles y una atmósfera de reflexión. Su lápida, aunque sencilla, destaca por su elegancia, capturando la esencia del artista. En ella se inscriben palabras que evocan su impacto en el mundo de la música, recordando su inigualable contribución al jazz.

Cada año, admiradores y músicos visitan su tumba para rendir homenaje a su legado. El lugar se convierte en un punto de encuentro donde se comparten historias, se tocan melodías y se celebra la vida de un artista que rompió barreras y desafió convenciones. En el contexto del Bronx, un barrio conocido por su rica herencia musical, la tumba de Davis es un recordatorio del poder del jazz como forma de expresión y resistencia.

Miles Davis no solo dejó una marca en la música; también abrió puertas para futuras generaciones de artistas. Su trabajo en álbumes icónicos como "Kind of Blue" y "Bitches Brew" sigue siendo estudiado y admirado. Por ello, su tumba en el Bronx no es solo un lugar de descanso final, sino un símbolo de la influencia perdurable que su arte ejerce sobre el mundo.

Visitar la tumba de Miles Davis en el Cementerio de Woodlawn es un viaje a la esencia del jazz y un homenaje a uno de sus más grandes exponentes. Al hacerlo, puedo sentir la vibración de su música en el aire y recordar que, aunque su vida haya terminado, su legado musical continúa vivo en cada nota.

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