por Juan Butten
Recuerdo claramente la primera vez que me encontré con la obra de Storm Thorgerson a finales de los años 80, en la casa de mi amigo Hampton, donde su padre tenía una colección de discos que me fascinaba: desde The Beatles y Fania All Stars hasta Luis Segura (El añoñaito). Era un sábado cuando vi la portada de Wish You Were Here de Pink Floyd, un LP que se conservaba casi nuevo y que llamó poderosamente mi atención la cruda imagen de un hombre en llamas saludando a otro desbordaba misterio y belleza; dos hombres dándose la mano, me dejó sin palabras.
Leí los créditos y descubrí que el diseño era obra de Hipgnosis, un estudio fundado por Thorgerson y su socio Aubrey "Po" Powell. Para mí, que en ese momento no sabía lo que era el arte, aquella imagen lo era todo. Nací en diciembre de 1975, solo unos meses después de que se lanzara el disco en septiembre. Sin embargo, el sonido de Pink Floyd resonaba como si fuera contemporáneo, como si hubiera llegado a mí desde el pasado, empujándome a buscar cada vez más en la discografía de la banda. Aunque el padre de mi amigo no tenía todos los discos, contaba con algunos de los más importantes:
- The Piper at the Gates of Dawn (1967)
- Obscured by Clouds (1972)
- Wish You Were Here (1975)
- Animals (1977)
- The Wall (1979)
Cada vez que visitaba a mi amigo, me sumergía en esas portadas, cada una una obra maestra en sí misma, un universo que anhelaba explorar. No sé si fue por el amor a esa portada, pero hasta el día de hoy Wish You Were Here es uno de mis discos favoritos de la banda.
Las historias sobre la creación de la tapa de Wish You Were Here son tan fascinantes como la imagen misma. La idea detrás de la portada refleja cómo las personas ocultan sus verdaderos sentimientos, temiendo "quemarse". Para plasmar esta idea, Thorgerson y Powell decidieron fotografiar a dos hombres de negocios estrechándose la mano, con uno en llamas. Para lograrlo, utilizaron a dos especialistas en efectos especiales. Uno de ellos, vestido con un traje ignífugo, se encontraba en medio del fuego, protegido solo por una capucha y una peluca. Recuerdo haber leído que, en una de las tomas, el viento cambió de dirección y las llamas casi alcanzaron su rostro. Aquella imagen capturó la esencia de un momento, un reflejo de la lucha en la industria musical.
Thorgerson, nacido en 1944, no solo diseñaba portadas; construía narrativas visuales. Cada imagen contaba una historia, desafiando la lógica y llevándonos a un mundo de sueños. La famosa pirámide prismática de The Dark Side of the Moon es otro ejemplo de su maestría, un símbolo de luz y oscuridad que invita a profundas reflexiones sobre la existencia humana. Sin embargo, para mí, Wish You Were Here es la tapa que más me gusta de toda su discografía.
La influencia de Thorgerson ha ido más allá de la música, inspirando a una generación de artistas y diseñadores gráficos. Su ruptura con las convenciones del diseño de portadas ha llevado a una mayor experimentación, convirtiendo la imagen en una extensión del mensaje musical. Su obra no solo refleja tendencias estéticas, sino también cambios sociales y culturales que han moldeado nuestro tiempo.
Hoy, al mirar hacia atrás, veo a Storm Thorgerson no solo como un diseñador gráfico, sino como un visionario. Su legado perdura, invitándonos a explorar las historias que sus imágenes cuentan. Cada portada es una puerta abierta a un mundo lleno de creatividad y reflexión, recordándonos que el arte, en todas sus formas, siempre tiene algo más que ofrecer.