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Canciones del segundo piso: Una Reflexión Poética sobre la Vida Moderna

juan butten Songs from the Second Floor roy andersson

por Juan Butten

Recuerdo con claridad la primera vez que vi Canciones del segundo piso Recuerdo claramente la primera vez que vi Canciones del segundo piso (Sånger från andra våningen) en Netflix, hace un par de años. Desde ese momento, supe que había encontrado una joya cinematográfica. Esta película sueca de comedia dramática negra, estrenada el 6 de octubre de 2000, es una obra que marca un hito en la filmografía de su director, Roy Andersson. Con un presupuesto de 5.5 millones de dólares, destaca no solo por su historia, sino también por su singularidad en la creación.

La película comienza con una poderosa imagen que se queda grabada en la mente: un hombre en un vagón del metro, sucio de hollín, sosteniendo en su mano una bolsa plástica con documentos carbonizados. A partir de esa imagen inquietante, la narrativa se despliega a través de diversos escenarios, presentando personajes que enfrentan crisis personales y existenciales. Uno de ellos es un hombre despedido que se aferra a las piernas de su jefe, mientras que otro es un economista que busca respuestas en la bola de cristal de un vidente. Cada viñeta se convierte en una crítica a las frustraciones y desesperaciones de la vida moderna, haciendo que me sintiera profundamente conectado con sus luchas.

Andersson utiliza un enfoque visual distintivo que me cautivó desde el primer momento. Con planos estáticos y una estética casi teatral, invita al espectador a contemplar cada escena como si se tratara de una pintura en movimiento. Además, la película está impregnada de referencias a la poesía de César Vallejo, cuyas citas funcionan como un hilo conductor que une las diferentes historias y les otorga una profundidad poética.

El elenco, que incluye a actores como Lars Nordh, Klas Gösta Olsson y Bengt C.W. Carlsson, da vida a personajes memorables que enfrentan sus propios demonios. Cada interpretación contribuye a un tono melancólico y a la vez cómico, haciendo que incluso las situaciones más absurdas resulten conmovedoras.

La recepción de la película ha sido variada. J. Hoberman, The Village Voice notes that Canciones del segundo piso "produce más respeto que entusiasmo", destacando la visión personal de Andersson como "distanciada". Sin embargo, Roger Ebert, del Chicago Sun-Times le otorgó cuatro estrellas de cuatro, afirmando que, aunque "puede que no la disfrutes, no la olvidarás". En Rotten Tomatoes, la película obtuvo una calificación de aprobación del 89%, con una puntuación promedio de 7.5/10, y Metacritic le dio un 76 sobre 100, indicando "críticas generalmente favorables".

Para mí, Canciones del segundo piso es más que una simple comedia dramática; es un comentario social profundo que desafía a reflexionar sobre la propia vida y las absurdidades del mundo que nos rodea. A través de su mezcla de humor negro y poesía visual, Roy Andersson logra crear una obra que resuena mucho después de que los créditos finales han pasado. Esta película es la primera de una trilogía que continúa con You, the Living (2007) y y Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia (2014), consolidando a Andersson como un maestro en la exploración de la condición humana. Sin duda, una experiencia cinematográfica que siempre llevaré conmigo.

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