by Juan Butten
El jueves 29 del mes pasado, caminando sin rumbo por Chelsea y sin intención alguna de comprar libros, terminé encontrándome con uno que no estaba buscando. Sin referencias previas, y simplemente hojeando entre los anaqueles de una librería de viejo, me encontré con 84 Charing Cross RoadLo tomé sin expectativas, como quien levanta una piedra por simple curiosidad, y descubrí, dentro de sus páginas, una pequeña joya.
¿Qué tiene de mágico esta obra? ¿Qué la hace tan especial?
En un mundo regido por la inmediatez digital y las interacciones efímeras, 84 Charing Cross Road de Helene Hanff, nos recuerda que las conexiones humanas más profundas pueden surgir de lo más inesperado: la correspondencia entre una lectora empedernida y una librería de viejo en Londres.
Publicado por primera vez en 1970, este pequeño pero entrañable libro recoge las cartas reales que Hanff, escritora neoyorquina, mantuvo durante veinte años (de 1949 a 1969) con Frank Doel, encargado de la librería Marks & Co, ubicada en el número 84 de la calle Charing Cross. Las misivas, cargadas de humor, generosidad, inteligencia y afecto, dan forma a una amistad improbable y entrañable.
Lo que comienza como un pedido formal de libros difíciles de conseguir en Estados Unidos, pronto se convierte en un intercambio afectivo. Hanff, con su ironía neoyorquina y su espíritu libre, contrasta con la cortesía británica de Doel, que poco a poco se va soltando en sus respuestas. A medida que la relación se afianza, Helene empieza a enviar alimentos y regalos a los empleados de la librería, que enfrentaban tiempos difíciles en la posguerra. A cambio, no solo recibe libros cuidadosamente seleccionados, sino también gratitud, historias y cariño.
Más allá de su estructura epistolar, 84 Charing Cross Road es una carta de amor a la literatura, a las librerías de antaño, y a la belleza de los vínculos desinteresados. No hay drama en sus páginas ni grandes giros narrativos. Lo que conmueve es la honestidad, la calidez y la humanidad que se filtran en cada carta. El libro también destila nostalgia: retrata una época en la que buscar un libro raro significaba escribir cartas a mano, esperar semanas por una respuesta y confiar ciegamente en el criterio del librero.
Su impacto fue tal que la obra fue adaptada al teatro, a la televisión y al cine. La versión cinematográfica de 1987, protagonizada por Anne Bancroft y Anthony Hopkins, captura con delicadeza la esencia del libro.
Quizás lo más conmovedor de esta historia es que, sin proponérselo, se convierte en una crónica íntima de dos vidas que se entrelazan gracias a los libros. Aunque Helene Hanff nunca llegó a conocer a Frank Doel en persona —cuando por fin decidió visitar Londres, él ya había fallecido— su amistad trascendió fronteras y tiempo. Como muchas grandes historias, esta también se construye sobre la ausencia, sobre las palabras que quedaron.
Hoy, cuando las librerías independientes luchan por sobrevivir y las cartas han pasado a ser casi reliquias, 84 Charing Cross Road sigue resonando. Porque nos recuerda que a veces lo más profundo no se grita, sino que se escribe, con tinta, papel, y un pedazo de alma.